Uy! Matemática!!
La Matemática es una ciencia dinámica, inserta en la historia de la humanidad como ciencia autónoma y como instrumento para otras ciencias. Se encuentra íntimamente ligada al desarrollo tecnológico y a la reflexión filosófica por su reflexión teórica.
Las aplicaciones de esta ciencia no son siempre sencillas de explicar y esto ocasiona muchas veces que no se comprendan. Además, generalmente la matemática se enseña explicando sólo verdades acabadas y olvidando agregar el proceso histórico de construcción que conlleva indefectiblemente errores.
Por ello, como
reflexiona Edith Litwin (2008), deberíamos evitar la tentación de dictar clases
magistrales, que hacen parecer a la matemática como algo inalcanzable para
muchos e imposible para otros tanto, sino considerar a la enseñanza de la
matemática como las acciones ligadas con las distintas posibilidades para
guiar, ayudar o conducir las tareas de aprendizaje, gestionando la clase y
generando situaciones de aprendizaje mediante el uso de distintas estrategias,
procedimientos y técnicas.
Claudi Alsina (2000) asegura que “es necesario
que los alumnos adquieran habilidades sociales, que les permitan trabajar y
resolver dificultades en grupos heterogéneos, con personas de diferentes
capacidades que ellos. Debemos formar ciudadanos sanamente escépticos,
inquietos, con gran curiosidad y ganas de aprender, y con recursos propios para
poder hacerlo. El reto está ahí […] es necesario saber afrontarlo”.
¿Lo afrontamos?
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